La Consciencia de sí mismo. La libertad de Ser.

La conciencia es una cualidad del ser humano que
le permite reconocerse a sí mismo

¿Qué nos hace ser el ser humano que somos?

La concepción acerca de lo que sabemos de nosotros mismos, de la verdad, de la objetividad, de nuestras creencias, de los condicionamientos, del conocimiento que podemos tener acerca de los demás seres, del conocimiento acerca de la naturaleza, de las cosas animadas e inanimadas, de los aprendizaje;  es lo que nos hace ser lo que somos como seres sintientes  y pensantes. Es todo este cúmulo de razones que nos hace ser como somos, y partiendo de estas concepciones es que actuamos y  tomamos las decisiones más importantes que afectan de una u otra forma nuestra vida y al mundo en cuestión..

El gran conflicto como seres humanos que nos lleva a vivir dormidos de nuestra humanidad es el sentido de separación, que conlleva a la concepción de que somos entes que nos constituimos por si solos, y no tomamos en cuenta de que por naturaleza biológica, así como por las fuerzas cósmicas, formamos parte de una gran comunidad celular que se relaciona entre si y sobrevive gracias a esta unidad, sin dejar de reconocer además que cada día estamos siendo movidos por la fuerza de gravedad, por la luna, las estrellas, la luz. etc. Por lo que no se puede ignorar el hecho de que como seres humanos somos entes holísticos y formamos parte de un algo mayor que quizás no tengamos en consciencia, pero que si podemos intuir al menos, y nuestra naturaleza curiosa usa este recurso para dejar la inquietud abierta a buscar entender nuestra existencia. Esto es algo que no es trivial. Como seres humanos requerimos darle sentido a nuestra vida como condición de nuestra existencia; es algo que lo llevamos introducido en lo más profundo de nuestro ser, lo llevamos impregnado en nuestro ADN. Esto es lo que nos lleva siempre a cuestionarnos en algún momento de nuestra vida. Es la necesidad del alma que nos mueve a un aprendizaje individual para la gran obra del gran aprendizaje,…ese que se hace en unidad con el todo y todos. Para ello, el conócete a ti mismo es la vía,  para que podamos relacionarnos con consciencia y entendimiento de  lo que somos y así podamos transformarnos.

Para lograr una comunicación fluida de entendimiento y conocimiento de nosotros mismos, sería conveniente primero preguntarnos ¿en que se basa o como esta constituida nuestra forma de ser en el mundo?.

A mi juicio y dado lo que he aprendido de mi misma, no puede llegar a responderse esta interrogante desde la explicación proveniente de nuestros pensamientos inmediatos y automáticos; ya que estos responden básicamente a las creencias y condicionantes que tenemos de nosotros y de la vida en respuesta a nuestras experiencias, las cuales no siempre derivan en la consciencia del aprendizaje que  facilite el conocimiento y el crecimiento personal.  Considerando que por regla general, vivimos la vida en la transparencia o en la inconsciencia de lo que realmente ocurre en nosotros; y cabe siempre la posibilidad, de que  lo que creemos o pensamos puede estar lejos de lo que realmente somos, queremos y de nuestra verdad interior, es imprescindible conocer o percibir por medio de la observación consciente la estructura primal de nuestra psique y el contenido de la mente subconsciente. El Dr. Bruce Lipton en su libro «la Biología del pensamiento dice: “Más que los genes, son nuestras creencias lo que controla nuestra vida.(…) El mayor obstáculo para conseguir el éxito que soñamos son las limitaciones programadas en el subconsciente. Si nuestra mente subconsciente fuese programada con comportamientos saludables, tendríamos éxito en nuestras vidas sin ni siquiera proponérnoslo”.

Relacionarnos con nosotros mismos es un desafío grande y el cual no muchos se atreven a enfrentar. El relacionarnos implica estar dispuestos a observarse, a desafiar los juicios que tenemos de nosotros y de los otros, a desnudarse frente a nuestra propia mirada y darnos cuenta de que prácticamente nuestra vida es un cuento que nos contamos, y en alguna parte de nuestra historia dejamos de ser los protagonistas para ser sólo las victimas de nuestras distintas personalidades y creencias internas. Implica el tremendo desafío de aceptar que somos lo que somos, y así,  dejar pretender ser lo que no se condice con nuestra verdadera esencia, y hacer los cambios necesarios para nuestra transformación si así lo queremos.

Una adecuada forma de relacionarnos esta sustentada en el respeto y en el amor, no puede existir una sin la otra. Esta combinación es la clave para toda buena relación, que nos abre la puerta hacia la libertad.

Vivir en un determinado ámbito de creencias no es inocente. Cada creencia, opinión, juicio, afirmación o convicción sobre la que construyamos nuestra vida, genera el mundo de posibilidades que habitamos conscientes o inconscientemente, y esta forma de habitar el mundo desde lo que somos abre ciertas posibilidades y nos cierra otras. La libertad esta basada en la capacidad que tengamos para poder decidir con consciencia para nuestro bienestar y el de los demás.

Y definitivamente, la piedra angular de estas son la  libertad de ser, de expresión, de vivir, la libertad de elegir. Para alcanzar la libertad y hacer uso de ella, primero debemos alcanzar la libertad interior. En principio tomaremos en cuenta que estamos condicionados por nuestras limitaciones: físicas, psicológicas y morales; todas ellas producto de un conglomerado de situaciones que desde la infancia han marcado el sendero que recorreremos a lo largo de la vida y que nos arrebatará nuestra mayor presea: la libertad de ser.

Por lo que implica el atreverse a soltar las ataduras y hacerse cargo de lo que hemos creado en la vida, es y  será escabroso y difícil de superar para muchos; ya que lo que más nos complicará la tarea de llegar a la cumbre, será casi de inmediato el miedo a ser algo que se cree no conocer, el miedo  a lo desconocido, al esfuerzo, al trabajo, al logro; a atreverse, a desfigurarse de los modelos establecidos por la sociedad y por lo cultural. No olvidemos que vivimos en un mundo que nos condiciona al nacer y que limita nuestra libertad. Estos condicionamientos evidentes e inevitablemente son parte de la condición humana y definen nuestra personalidad.

Una creencia es el sentimiento de certeza sobre el significado de algo. Es una afirmación personal que consideramos verdadera, y tenemos el juicio de que son universales, es decir,  que creemos que sabemos o vemos lo mismo que los demás. Las creencias, que en muchos casos son subconscientes, afectan a la percepción que tenemos de nosotros mismos, de los otros y de las cosas y situaciones que nos rodean.  Esto es lo que hace que la comunicación entre los seres humanos este tan caóticamente deteriorada.  Las creencias no surgen del pensamiento lógico sino muy por el contrario, su función no es coincidir con la realidad. Puesto que postulamos que no sabemos cual es la realidad en realidad, tenemos que formarnos una idea, una creencia de lo que experimentamos con nuestros sentidos.

Cuando se cambian las creencias acera de la propia identidad, nos convertimos de algún modo en una persona distinta.

La conciencia sobre si mismo hace referencia al entendimiento consciente de los pensamientos, sentimientos, acciones, intensiones, valoraciones y conexiones interpersonales. Lo importante es saber sintonizar con la abundante información que nos proporcionan.

Esta información nos ayuda a comprender cómo: respondemos, nos comportamos, nos comunicamos y funcionamos en diversas situaciones; así como también a su vez, nos da las claves para generar cambios que nos ayudan a nuestra transformación.

Al procesamiento de toda esta información es a lo que llamamos auto conciencia. Ser consciente significa tomar conciencia del momento presente. De porque somos  como somos y actuamos de la forma en que lo hacemos.

¿Por qué es importante vivir consciente?…

Las personas que se conocen a sí mismas son más sanas, productivas y mejores líderes para la vida.

Isabel Arriagada (Aramadoma)

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